Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
2 comentarios:
Hola Aesopus, no sé qué sucede con Blogger pero ahora me tocó a mí: solamente hoy me apareció esta entrada que publicaste el día 16! Y eso que me pasado por aquí antes de hoy...non capisco! Vamos...después de todo, nada! Jaja!
Me gustó mucho esta entrada...!
Bueno...buonanotte caro amico!
Me encanta leer a Jose Hierro escuchando de fondo a Brahms.
Gracias por volver a encontrarme... aunque esta vez me he perdido sin querer.
Un beso.
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